ECOS
En la ribera del silencio se escarcha la duda
como cristal facetado engarzado en plata fina,
filamentos de fragilidad se entretejen con la inquina
pergeñando sueños de fantasía absurda.
En el pálido envés de las hojas del alma
anidan mariposas que escaparon de tus ojos hermosos,
pequeñas orugas se alimentan de recuerdos luminosos,
pululan y se nutren de engañosa calma.
Sonrisas de niños eternos, ángeles perdidos,
dejan ecos armoniosos en el hueco de la desventura,
notas olvidadas de canciones de ayer reviven en la memoria futura
como los posos del té en el tazón de los olvidos.
Cántame al oído tu reconfortante melodía
en tanto me acurruco en le seno de la sonrisa,
te escucharé en silencio, sin ninguna prisa,
y mantendré tu aroma hasta el final del día.
Beso, silencio y sonrisa.
Chus.
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